¿Te preguntas por qué tus hij@s no quieren hablar en inglés si llevan tiempo aprendiéndolo?
La respuesta la encontramos en el famoso ‘Silent period‘, propuesto por el psicolingüista Stephen Krashen. Según su teoría de aprendizaje de lenguas, el niño no empieza a hablar cuando empieza su aprendizaje, sino cuando pasa un tiempo de silencio en el que va adquiriendo toda la información necesaria (llamada comprehensible input). Solo cuando ha recibido suficientes mensajes en la lengua que está aprendiendo y ha ido poniéndoles significado a esos mensajes, solo en ese momento se verá capaz de producir el idioma, y no antes, por mucho que le forcemos o le ‘motivemos’ a hablar.
Esto quiere decir que vuestros peques están asimilando el idioma, uniendo sonidos con significados, asimilando estructuras gramaticales, frases enteras, y grabando esa información en la parte del cerebro que procesa el lenguaje y en la memoria a largo plazo. Solo cuando hayan adquirido suficiente información en inglés serán capaces de hablar en inglés.
Muchas veces, después de algún taller o clase, las familias les preguntan a los niños ‘¿y qué palabra has aprendido hoy?’. Si no obtienen respuesta, sienten que el taller o la clase no ha valido la pena, o incluso que el profe no es lo suficientemente bueno. Esto provoca ansiedad a tres bandas:
- en el niño, porque se siente obligado a hablar cuando aún no tiene la suficiente información para hacerlo
- en el maestro o profesor, que sabe lo mucho que los padres quieren oír a sus niños hablar en inglés y se esfuerzan mucho en hacer actividades de repetición en las clases.
- en las familias, porque creen que están malgastando el dinero o que sus peques son cabezones.
Esto quiere decir que vuestros peques están asimilando el idioma, uniendo sonidos con significados, asimilando estructuras gramaticales, frases enteras, y grabando esa información en la parte del cerebro que procesa el lenguaje y en la memoria a largo plazo. Solo cuando hayan adquirido suficiente información en inglés serán capaces de hablar en inglés.
Tenemos que comprender que la ansiedad, según Stephen Krashen, propulsor de esta teoría, es un factor que bloquea la asimilación de la información. Esto quiere decir que los niños pueden escuchar mil veces una palabra, tanto en clase como en casa, pero si se sienten ansiosos por el idioma o por la presión, el significado de esa palabra no se quedará grabado en el cerebro y lo olvidarán. Por eso es tan importante crear entornos libres de ansiedad, entornos donde el idioma surja de forma natural (jugando y hablando como lo haríais en vuestro idioma materno), para que todo el ‘comprehensible input‘ que le ofrecéis se vaya asimilando hasta que llegue el momento en el que sean capaces de producir lenguaje, es decir, de hablar en inglés.
Esta fase de silencio la experimentamos todos también con la lengua materna. Los bebés no nacen hablando. Los niños no empiezan a hablar ni siquiera cuando su cerebro está fisiológicamente preparado para ello. Empezamos a hablar cuando llevamos ya dos o tres años escuchando a todo el mundo a nuestro alrededor diciéndonos cosas en ese idioma. Por eso es tan vital hablarle a los niños de forma constante, porque solo así reciben los suficientes mensajes en ese periodo de silencio como para, en un momento dado, comenzar a hablar. Por lo tanto, el niño no empieza a hablar en el momento en el que empieza a aprender el idioma. El niño empieza a hablar tras un periodo de aprendizaje, de asimilación, de recepción de mensajes con significado. Es decir, que primero se aprende, y luego se habla, y no a la vez como todos estamos acostumbrados a creer.
Mi consejo: dadle tiempo al tiempo. Llegará un día en el que veréis resultados, veréis la luz al final del túnel :)
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